TRATAMIENTO ONLINE

Nuestra evaluación neuropsicológica en adultos mayores consiste en:

  1. Revisión de los informes previos y entrevista, tanto al paciente como a los familiares. Es importante contar con la aportación de los familiares y cuidadores, que podrán darnos más información para la evaluación y posterior intervención.
  2. Seleccionar los instrumentos de evaluación adecuados.
  3. Formular la hipótesis neuropsicológica
  4. Finalmente, interpretar los resultados de la evaluación.

Para hacer la evaluación de una persona mayor, debemos tener en cuenta que es importante obtener información de diferentes áreas, ya que conocer el estado físico y funcional nos puede explicar características del área cognitiva emocional.  Las áreas importantes en una evaluación son las siguientes:

Actividades de la vida diaria

Movilidad física, actividades básicas e instrumentales.

Funcionamiento psicosocial

Es importante conocer su red de apoyo (familia, amigos, conocidos…), qué actividades valoradas por su entorno realiza, etc.

Salud física

Es importante conocer los antecedentes de enfermedades y tratamientos que recibe la persona a evaluar. Además, es interesante conocer cómo estos problemas son percibidos por la persona y sus limitaciones. Tener en cuenta: área respiratoria, cardiaca, perceptiva (visión, audición), etc.

Funcionamiento cognitivo

Comenzamos con instrumentos que evalúan de manera rápida y general a la persona. Son los llamados instrumentos de cribado, que nos permiten realizar una discriminación inicial entre normalidad y patología. Luego empleamos baterías, subtest de algunas de ellas o pruebas específicas para evaluar los diferentes dominios cognitivos (memoria, lenguaje, funciones ejecutivas, funciones visoespaciales, visoperceptivas, visoconstructivas, etc.).

Funcionamiento emocional

Es importante evaluar el área emocional y conductual del paciente.

Intereses

Es importante conocer los intereses de la persona para realizar una intervención individualizada.

Cuando evaluamos a una persona mayor, se debe de tener en cuenta tanto los déficits o áreas en las que el funcionamiento se encuentre disminuido, como los aspectos positivos. Es importante identificar en qué áreas se debe intervenir para mejorar la calidad de vida general y envejecer de un modo más activo.

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Evaluación cognitiva en adultos mayores

Primero, utilizamos instrumentos que evalúan de manera rápida y general a la persona. Son los llamados “instrumentos de cribado”, que nos permiten realizar una discriminación inicial entre normalidad y patología. Entre estos instrumentos de evaluación encontramos, por ejemplo, el Mini Mental State Examination (MMSE) o la Evaluación Cognitiva de Montreal (MoCA).

Posteriormente, empleamos baterías, subtest de algunas de ellas o pruebas específicas para evaluar los diferentes dominios cognitivos.

Algunos de los dominios cognitivos son:

  • Atención.
  • Velocidad de procesamiento. El enlentecimiento de la velocidad de procesamiento puede afectar al rendimiento en otros procesos cognitivos.
  • Memoria.Es preciso diferenciar si el declive en memoria es atribuible al proceso de envejecimiento normal por edad y nivel educativo o bien es indicativo del inicio de un deterior cognitivo leve.
  • Funciones ejecutivas. Como flexibilidad cognitiva, capacidad de inhibición, etc.
  • Lenguaje.La capacidad lingüística global se mantiene relativamente estable, por ejemplo, el vocabulario o las habilidades discursivas pueden hasta mejorar en el envejecimiento. Sin embargo, la capacidad de denominación y la fluencia verbal pueden deteriorarse con la edad y pueden estar alteradas en el deterioro cognitivo o demencia.
  • Funciones visoperceptivas.

Evaluación conductual y emocional de la tercera edad

La prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la sintomatología conductual y emocional son fundamentales, puesto que afectan tanto al paciente como a sus familiares.

Los cambios emocionales y de conducta son el resultado de factores tanto biológicos y psicológicos como sociales. La evaluación se realiza mediante la entrevista con el paciente y el cuidador familiar, como a través de la administración de cuestionarios específicos que permitan evaluar la presencia de ansiedad, depresión y otros síntomas.

Entre los síntomas psicológicos y conductuales podemos destacar:

  • Temor o sentimiento de pérdida de control excesivo o injustificado.
  • Depresión. Tristeza, sentimiento de ser una carga, etc., que provocan malestar significativo o perdida de funcionalidad.
  • Cualquier conducta física o verbal que puede causar daño físico o moral.
  • Apatía. Falta de interés, motivación, etc.
  • Mal humor, intolerancia, etc.
  • Desinhibición. Falta de tacto en el lenguaje, la expresión corporal u otras conductas en el ámbito social.
  • Alteración del pensamiento. Creencias o narraciones erróneas o falsas.
  • Ilusiones y alucinaciones. Percepciones distorsionadas o falsas (de tipo visual, auditivo, etc.).
  • Humor elevado o inapropiado.
  • Hiperactividad motora. Aumento de la deambulación, etc.
  • Alteración del sueño. Pérdida del ciclo sueño-vigilia fisiológico.

Por lo tanto, será importante tener en cuenta los síntomas puedan aparecer, como:

  • Errores al vestirse, desorientación, dificultades para mantener la atención…
  • Tendencia a la perseveración, dificultades para denominar…
  • Humor y afectividad. Depresión, ideación suicida…
  • Presencia de obsesiones, fobias…
  • Percepción. Distorsiones de la percepción (alucinaciones o ilusiones).
  • Alteraciones cognitivas (memoria, lenguaje, cálculo, etc.).

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